Dulces navideños VS dientes de niños: qué dice la odontopediatría moderna (no, no es prohibirlos)
Llega diciembre y, con él, esa avalancha deliciosa: ponche, galletas, chocolate caliente, dulces del intercambio, bolsitas de la posada… Y mientras los niños disfrutan, muchos papás sienten que están viendo su peor pesadilla dental en cámara lenta. Pero aquí va una verdad liberadora que la odontopediatría moderna defiende: La solución no es prohibir los dulces. La clave está en entender cómo afectan los dientes… y cuándo.
1. El problema real no es el azúcar, sino la frecuencia
Muchos papás creen que una galleta “da caries”, pero la ciencia dice otra cosa:
Los dientes no se dañan por un dulce aislado, sino por picar todo el día sin dar descanso a la saliva.
En palabras simples:
1 porción de dulce → riesgo moderado
10 mordidas pequeñas a lo largo del día → riesgo ALTÍSIMO
La saliva necesita tiempo para neutralizar ácidos. Si no lo tiene, las bacterias hacen fiesta (navideña).
2. Los dulces más peligrosos de la temporada… y no son los que crees
Los odontopediatras actuales clasifican los dulces por comportamiento, no por “si son malos o buenos”.
Los más cariogénicos son:
Pegajosos (ate, gomitas, rompope en caramelo, dulces con jarabe).
De larga duración (paletas, bastones de caramelo).
“Sorpresa constante” (morder un pedazo pequeñito a cada rato).
Los que menos afectan:
Los que se comen rápido, como chocolate oscuro o galletas sin recubrimientos pegajosos.
Los que se consumen junto a una comida.
3. El momento ideal del día para el “antojo navideño”
Esto casi nadie lo dice, pero es la regla oro:
El mejor momento para que un niño coma dulce es inmediatamente después de una comida, nunca entre comidas.
¿Por qué?
La saliva está más activa.
Los dientes están menos vulnerables.
Se reduce el tiempo total de exposición al azúcar.
Es un hack decembrino súper fácil para los papás… y no requiere prohibir nada.
4. El enjuague con agua: el héroe sencillo de diciembre
No necesitas cargar un kit dental a las posadas.
Con un simple enjuague vigoroso con agua después de comer dulces, reduces gran parte del riesgo.
Esto ayuda especialmente cuando no se puede cepillar de inmediato (como en las fiestas o intercambios escolares).
5. “¿Y si mi hijo usa brackets?”
Aquí el riesgo aumenta, no por el azúcar… sino porque los brackets atrapan más residuos.
Recomendación moderna:
Preferir dulces no pegajosos ni duros.
Evitar cualquier cosa que pueda despegar un bracket.
Usar irrigador o cepillo interproximal ese mismo día (si es posible).
No se trata de restringir, sino de elegir lo más seguro.
Diciembre no tiene por qué convertirse en el “mes del terror dental”. Con decisiones inteligentes, tus hijos pueden disfrutar cada posada, cada piñata y cada dulce… sin que su sonrisa pague el precio.
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